miércoles, 7 de agosto de 2013

Ser algo no es fingirlo, sino vivirlo


“– No se preocupe –dijo–, en otro tiempo fui un buen aficionado a las novelas policiacas. La experiencia, por otra parte, me ha enseñado que las cuestiones afectivas que se mueven en torno a un crimen suelen proporcionar mayor información que una tonelada de documentos.”
(Juan José Millás, “Papel Mojado”, página 176)

     El filósofo Emmanuel Lévinas explica que se ponen a veces las personas una máscara para no mostrar a los demás la emoción. Sin embargo, hay otro tipo de máscara que es aún más fácil ponerse – la de fingir que uno sabe lo que hace. En “Papel Mojado”, Millás expone este aspecto de la teoría de Lévinas a través de Manolo G. Urbina, el “investigador privado”.
     Es ese aspecto que divide Manolo de los demás detectives del estilo noir que son tan listos, como Sam Spade, Philip Marlowe, y aún el gran Tracer Bullet.



Este grupo de detectives sabe exactamente que hacer, porque es su manera de vivir; ya es parte de ellos mismos. Para ellos, no hay que fingir nada. 
     A la vez, ni se puede agrupar Manolo con los detectives torpes (pero sinceros), como el Inspector Clouseau y Johnny English. Eso se debe a que tales detectives sí trabajan sinceramente con todo su fortaleza y creen que tienen todo bajo control. Aunque la vida detectivesca no es parte de su naturaleza, todavía tienen los instintos y el corazón necesario para resolver los casos.
     Manolo no se encaja bien en los grupos mencionados porque es una persona altamente cohibida. Él está tan preocupado por cómo se ve en los ojos de los demás que no hace nada significativo para resolver el caso. A veces aún se refiere a lo que ha visto en el cine para tomar acción y asegurarse de que está haciendo lo que haría un investigador privado. Millás yuxtapone Manolo con los inspectores sinceros (en este caso, con el Inspector Cárdenas) mediante lo que dice el inspector en la cita arriba. El Inspector Cárdenas sabe ganarse el respeto de los demás como investigador porque realmente lo vive – para él, no hay máscara.